Unción De Los Enfermos

La mujer pensaba: «Si logro tocar, aunque sólo sea su ropa, sanaré. Al momento cesó su hemorragia y sintió en su cuerpo que estaba sana… Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda sana de tu enfermedad.
Mc 5, 28-29. 34

Desde el Concilio Vaticano II, este sacramento se llama la Unción de los Enfermos y se ha ampliado para ofrecer curación y consuelo en tiempos de enfermedad que pueden no conducir a la muerte inmediata. La curación que ocurre en este sacramento de la unción no es necesariamente una curación física. Si bien creemos que la curación física puede ocurrir a través del gran poder de Dios, la gracia que se infunde a través de este sacramento especial es el recordatorio de la presencia eterna de Dios en nuestro sufrimiento humano.

Cada vez que un católico está seriamente enfermo, es posible recibir el Sacramento de la Unción de los Enfermos. Si usted va al hospital para una operación seria, usted debe considerar el recibir este sacramento antes de que usted ingrese al hospital.

Si usted puede venir a la iglesia, el sacerdote le suministrara este sacramento después de la misa o por cita. Si usted está imposibilitado en la casa, en un hospital o en un lugar de rehabilitación correspondiente a la zona de la parroquia el sacerdote ira a donde usted esta.

Por favor contacte nuestra oficina parroquial para solicitar este Sacramento.

Peticiones por los enfermos durante la Misa Dominical

En cada misa del domingo, pedimos a Dios por la salud de los enfermos de la parroquia. Si usted desea incluir su nombre en la misa dominical, por favor llame a la oficina parroquial o envíenos un correo electrónico con su petición.

También se pondrá el nombre de la persona enferma en el boletín de la parroquia para que la comunidad se una en oración.

Ministerio de los enfermos

Cuando la enfermedad no le permita ir a la misa del domingo, nuestros ministros de la Eucaristía llevaran la palabra del Señor y el Cuerpo de Cristo al enfermo. Por favor contacte la oficina parroquial para pedir la visita de un Ministro Extraordinario de la Eucaristía.

Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; y contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1499